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Seres extraños en la noche roja (Privado: Katsuko)

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Mensaje por Haen Denah Miér Ago 13, 2014 3:44 pm

Después de su mala fortuna en encontrar un trabajo en la zona de tabernas y comercios, el joven pelirrojo decidió ir a otro sitio, no dejándose afectar por lo sucedido. Sus heridas producidas en el bar cuando le lanzaron varios objetos ya no le dolían como en un principio, aunque algunos moretones en sus manos estaban todavía.

No se había dado cuenta hasta donde había llegado, quizá pensó tanto en distintas formas de conseguir trabajo que se olvidó para donde caminaba, un aroma extraño y único llegó hasta su nariz y reaccionó al este olor peculiar. Miró a su alrededor y se dio cuenta de donde estaba, la plaza Orichalcum. Un sitio inconfundible por el raro aroma que expandían las flores de la plaza, de día era un sitio misterioso, como todo en esta nación, pero de noche era especial, debido a la luna roja, que en ese momento, se podía ver en su totalidad. Pero algo no estaba bien, Haen sentía algo extraño en la plaza, mas allá de que estuviera vacía, algo se ocultaba en la oscuridad.

—Hm…¿Qué crees que haya escondido? —habló el pelirrojo a un sitio vacío —¿En serio? Vaya —continuó con su charla a medida que iba caminando lentamente, mirando a su alrededor, manteniéndose alerta. Algo se movía detrás de los árboles, podía sentir como lo miraban y él, entre el silencio de la noche, escuchaba como la hierba de la plaza era pisada por alguien que no era él. Se quedó quieto donde estaba parado, en su espalda estaba cargando su rifle, el cual agarró con rapidez, apuntó a un árbol y disparó sin pensarlo dos veces. El rifle reunía energía de Haen al disparar, y la bala especial hizo un agujero significativo en el árbol, seguidamente una criatura con apariencia humanoide salió detrás del árbol impactado y se alejo, perdiéndose en la oscuridad de la noche.

—Bueno…eso es todo —dijo en voz alta, pensando que aquel ser se había ido por completo, camino un poco más para encontrar un banco, de esos que eran metálicos e inoxidables. No veía a nadie, por lo que ocupo el banco todo para él, estirándose en este. Abrazó el rifle entre sus brazos y se quitó el sombrero, poniéndoselo en la cara, para tapar de la luz solar que saldría después de unas horas.
—¿Dormirás después de ver a esa criatura? —le dijo una voz en su mente, era cierto, puede que no era el único y…¿Si no se fue?, podría atacarlo mientras dormía. Haen se quitó el sombrero de la cara y se quedó mirando hacia arriba, las hojas tapaban la vista, por lo que no podía ver bien el cielo nocturno. —Sí, caminé mucho el día de hoy —respondió en voz clara y fuerte, con un tonó sereno y agitaba una de sus manos en señal de que no le daba mucha importancia a esa criatura. Volvió a colocarse su sombrero en la cara y el silencio del sitio hacia su trabajo para dormir al pelirrojo. El sueño de este no duro demasiado, se levantó en el banco, mirando a su alrededor. —Quizá tengas razón —dijo en voz alta Haen, reincorporándose en el asfalto de la calle, poniéndose su gorro donde debe y tomando entre sus manos el rifle. Empezó a recorrer la plaza, mirando entre las hojas de los árboles, pero no encontraba nada, y aquella sensación de que lo observaban en la oscuridad de la noche, ya no estaba. Lo que era verdad es que no estaba exhausto, y  no necesita dormir, solo lo hacia para parecer “normal” y aunque cerrará los ojos, no se dormía. Todo era excusas pobres, para engañarse a sí mismo y a otros de lo que no era. Apoyó su espalda a los pies de un árbol cercano, estiro sus piernas y volvió a cerrar los ojos, en un inútil intento por dormir, con sus manos firmes, sosteniendo el rifle en lo alto, quizá así atraería a la criatura extraña nuevamente…
Haen Denah
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Mensaje por Katsuko Vie Ago 22, 2014 8:05 pm

Muchas cosas suelen acontecer durante la noche de Kil´Daggoth, por eso hay que tener bien puestos los testículos o los ovarios para salir durante la misma. Katsuko, es simplemente esa clase de persona que desde lejos se la ve, y desde lejos se sabe también, que lo mejor no es meterse con ella. No se trata simplemente de ese humor de mil demonios que tiene, o las insinuantes llamas que normalmente rodean su cuerpo cada tanto, como un brasa que desea crear un incendio. Es en realidad el aura que desprende que te hace sentir un poco incomodo aun antes de que la veas, y cuando la ves, lo terminas de entender todo.  

Es por esa misma razón que Al-Hazred le pidió que fuera sola hasta ese lugar, a pesar de los ruegos de su pobre y enferma esposa, que solo cedió al mandato quedando dormida. Y es que precisamente eso es lo que acontece esa noche bastante fresca, para haber tenido que salir. Credens, la esposa del embajador loco y ciego, esta postrada en la cama con una fiebre bastante atroz que no le permite caminar. El médico que la ha examinado, aconsejo un té con varias hierbas y hervido en agua del lago de mana. El problema es que no es algo que por lo general se suela tener muchas reservas en la casa, y no era una opción el simplemente traer a la rubia hasta este lugar. “Esporas y perfumes en su situación, la podrían complicar” según palabras del tipo que aparentemente sabia como curar a su patrona pero no lo hizo.

-Que fastidio…-
Pensó mientras caminaba por las desoladas calles de Zir´Cenih, hasta llegar al infame laberinto. Y era infame porque las plantas muy inteligentemente cada tanto cambiaban las direcciones de sus pasillos, para que no se volvieran nunca monótonas. Con eso se aseguraban visitas recurrentes, y varios idiotas a los cuales hacer desaparecer con destino completamente incierto para el resto. –No fastidien está noche, estoy apurada.- Murmuro, mientras entraba, logrando amenazar a los setos con el fuego de su cabello. Por eso encontraría relativamente fácil el camino hacia el lago, al cual decidió ir a pie. No tenía ganas de tener que sacar a su caballo, además merecía descanso después de la travesía que tuvo en el nexo. Ella también lo necesitaba, pero la señora de hogar estaba muriéndose.

Llego a un punto donde el camino no parecía ser claro. No quería admitirlo, pero creía que se había perdido, cosa que sería normal, considerando que era de noche y no era muy asidua a ese lugar tan calmo. Katsuko se mordió el labio, mientras solo le quedaba la esperanza de buscar a alguien que le de direcciones –aunque eso implicara cortar el rollo de algunos enamorados- o de abrirse camino quemando todo. Sin embargo, en el silencio de la noche, escucha algo raro. Y como es de esperarse de una veterana de la guerra, no va a menospreciar un sonido sospechoso, en ese reino donde todo puede ser bastante mortífero. Sus ojos se afilan, prendiéndose fuego en ellos para poder ver mejor en las penumbras.

Se escabullo un poco, tratando de camuflar su flameante presencia, mientras aguardaba en silencio alguna señal. No espero precisamente demasiado, cuando un sonido sordo la exalto, haciéndola poner en guardia desde donde estaba. Echando un vistazo, pudo ver como continuaba humeante el tronco de un árbol bastante destruido, y un poco más lejos, una silueta humanoide de lo que seguro era el responsable de ese destrozo. –Podría haber sido yo…- Pensó, mientras comenzaba a rosear al lugar para llegar hacia el individuo a sus espaldas. Por la silueta, supuso que portaba un arma larga, cosa que confirmo estando a una prudente distancia de esa persona. Era ese el momento. Se hecho una rápida carrera, propia como la del diablo que era, abordando a quien fuera que estuviera ahí, y logrando tomar el extremo de su arma para reducirlo.

-¿¡Pensabas matarme idiota!? ¡A quien pensabas matar con eso!-
Grito, mostrando ahora su verdadera naturaleza, prendiéndose en llamas y buscando respuesta de lo que sus flamas revelaron como una señorita de mirada muy aniñada. –Oh, eres una chica….- Dijo de manera un poco sorprendida, pero sin amainar jamás en su humor molesto.
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Mensaje por Haen Denah Vie Sep 05, 2014 12:41 pm

[size=14]Algo lo hizo sobresaltar de su falso intento por dormir, fue tan repentino que no entendió bien lo que le dijo la persona que le gritó, se escuchaba furiosa. El pelirrojo abrió los ojos lentamente, veía ante él una muchacha que, literalmente, estaba encendida, pues llamas verdaderas cubrían su cuerpo.
—¡¿Eh?! —se alarmó en un primer momento, se levantó rápidamente de donde estaba, para tratar de ayudarla, pero al notar que no se quejaba y se mantenía inmutable ante las llamas, comprendió que eran algo propio de ella. Tampoco se le había pasado por alto el hecho que lo llamó “chica”.
—No soy una chica, soy un chico, pero es algo común que los demás se confundan —explicó contra una voz tranquila, la impresión del primer momento hacia la muchacha se había desvanecido. Se llevó un dedo al mentón, mostrando una actitud pensativa.
—¡Ah! Bueno, es que ví una criatura hace unos minutos atrás, y disparé para  ahuyentarla. Pero puede que siga aquí... —dijo Haen pero no sabía que pudo haberle dado a ella.
—Perdona —dijo agachando la cabeza en señal de disculpa, en un intento por apaciguar el enojo de la chica fuego.

Haen movió un poco su rifle, en un intento de que la muchacha lo soltará, no pensaba que se dañará su arma por el calor que emanaba la pelirroja, pero después de todo era su propiedad.
—¿Y tú...que haces aquí? —preguntó el pelirrojo, quizá era algo descortes por meterse en los asuntos de la chica, pero también sentía curiosidad y de otra manera para hablar de algo. Las plantas del sitio volvían a cambiar nuevamente, la particularidad de la plaza donde estaban, era como una coreo, se movían coordinadamente apuntando hacia el mismo sitio. A pesar de ser llamativo, y lindo para algunos, podía llegar a ser verdaderamente molesto, ya que cambia la apariencia del sitio, y uno llegaba a perderse en el camino. Haen todavía tenía cierta noción del camino, pero no estaba completamense seguro.

Los dos se quedaron en silencio por unos momentos, pero algo se movía en la oscuridad de la noche, sigilosamente y asechandolos, si se era perceptivo se podía escuchar la pisada sobre la hierba que hacía. Al parecer aquel disparo que hizo Haen anteriormente no lo auyentó del todo, quizá sentía algo de enojo, sintiendose amenazado pero la presencia de la chica en llamas lo mantenía alerta. El pelirrojo lo sintió en la piel, la presencia de aquel monstruo no era nada que este mundo pudiera ofrecer, más bien, era una presencia sobrenatural. Quizá otra persona hubiera echado a correr pero él no, de alguna manera le encontraba divertido el matar a esta criatura, si no lo hacia, podía causar problemas. De un momento a otro, la misteriosa bestia se ocultó.

—¿Y...te prendes fuego por voluntad propia? ¿No necesitas que te tire un balde con agua? —dijo con ciertó tono bulón, empezando a demostrar que se estaba aburriendo. Si la criatura no atacaba, podía entretenerse haciendoles bromas a la joven que tenía enfrente suyo.
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Mensaje por Katsuko Sáb Sep 27, 2014 10:03 pm

Aunque la voz de la muchacha era un poco tosca, pronto comprendió que no era una niña... Era un niño. O algo así. Capaz era un travesti no asumido, pero eso no le importaba. No iba a dejar de sostener el cañón del rifle con el que le había disparado. Seguía bastante molesta como para soltarlo, mientras el muchacho explicaba sus razones y le pedía disculpas. Al menos se había puesto en su lugar, pero eso no le terminaba de aplacar el humor que tenia encima. Chisteo algo molesta , sin querer soltar realmente su arma. Intercambio con el muchacho unas miradas fuertes, haciéndole saber que realmente no le agradaba su presencia.  Finalmente luego de calentar suficiente el arma con el calor que su propia mano emanaba, la solo con brusquedad tirándola hacia un lado buscando desestabilizar al chico. En serio que lo miraba, y no parecía mas que uno de los productos que en algunos cabarets exóticos ofrecían a clientes de gustos un poco mas… Particulares, si se pueden decir.

-No tiene que importarte el porqué este aquí.- Contesto con su característica rudeza mientras miraba a su alrededor, no muy segura de lo que podría haber realmente en ese laberinto. No le era ajena la presencia de un ente poderoso con las plantas, que justamente las motivaba a moverse. Aun así… ¿Seria este muchacho lo extraño que percibió antes? Todo se estaba complicándose, mas de lo que hubiera querido. Quería conseguir el agua del lago de mana y simplemente volverse. Pero mientras mantenían silencio, noto que no era solo el ruido de las plantas moviéndose, sino algo o alguien mas que estaba ahí escabulléndose un poco. Quizás no estaban errados, y lo que el otro había percibido era correcto, aunque ambos dieron con la presencia equivocada. Su cabello en llamas era lo único que iluminaba el lugar, y dentro de todo, imponía respeto con las plantas que preferían tirarse atrás para no invadir su espacio personal. Le parecía perfecto que supieran que las chamuscaría si la molestaba.

-Cállate idiota.- Dijo ahora, mientras por poco le metía su puño en la boca del pelirrojo con pintas de travesti, para hacerlo callar. No tenía ganas de complicar mas las cosas, porque estaba cansada y peor aun para todos, tenía hambre. Un idiota que restaba importancia a algo que no veían era un problema. No quería tener que pasar por el proceso de sanar puñaladas en la espalda si se trataba de alguna rara planta con espinas y pies. Una de las hijas del matrimonio habia comentado durante la cena que algunas de sus compañeras habian sido ultrajadas paseando por ese laberinto, aunque no le dio importancia en su momento. Ahora que estaba sola -porque ella solo esta acompañada cuando va con su caballo o la comisaria rubia-, comenzaba a pensar que clase de enfermo degenerado se paseaba por ahí. Hubiera sospechado del chico a su lado, pero no lo veia como una amenaza de ningun tipo.

Alargo el silencio durante unos segundos, mientras su oido y su vista no detecto mas en el lugar. Lo que fuera que estuviera ahí, había sido ahuyentado, bien porque noto que fue descubierto, o como todas las cosas de ese jardín, le tenía terror al fuego.

Suspiro, con fastidio mientras refregaba un poco su nariz, cerrando los ojos. Le dolía la cabeza de hambre, por lo que iba a buscar el modo de acortar como sea su estadía en ese lugar. -¿Sabes dónde queda el lago de maná?- Pregunto de u manera muy directa, y casi demandante al muchacho. Abrió sus ojos de nuevo, apuñalándolo con la mirada mientras se paseaba nuevamente por sus vestimentas. En serio si no fuera por la horrible ausencia de pechos, fácilmente lo daría por una chica sin cintura… Prefirió no preguntarse que clase de cosas estaba haciendo ahí. Sería peor si indagaba y terminaba dándole precios sobre cosas que podía hacer… Mejor dejarlo ahí.
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Mensaje por Haen Denah Lun Oct 27, 2014 6:53 pm

Por más que tratara, la muchacha de cabello llameante no dejaba de sostener el rifle, a medida que pasaba el tiempo iba calentándolo con la palma de su mano. Basto una mirada de la fémina para que Haen reconociera que tenía un carácter particular. Solo cuando ella quiso, soltó bruscamente el rifle, provocando que el joven de cabello rojo tambaleara por unos segundos, afirmando sus pies en el suelo para no caerse. —Hum… —exclamó cuando por fin volvía a tener su rifle, viendo la parte en la fue calentado, acercándolo a su boca y soplándolo, al mismo tiempo que escuchaba la contestación de la muchacha. Se alejó un poco cuando lo mando a callar, retrocediendo un paso y poniendo una sonrisa tonta.

Haen se dio cuenta que sería difícil tratar con ella, pues nunca antes conoció a alguien tan…¿Varonil? Podría decirse así, aunque también ruda. Tendría que tener cuidado con lo que decía, pero su mente algo burlona pensó que podía enfadarla con alguno de sus comentarios, como pasó recientemente, le serviría como diversión en ese sitio de plantas cambiantes.

“Curioso ser te encontraste” hablaba la mente en su cabeza.
—¿Te refieres a la criatura que anda por ahí o a la muchacha de pelo fuego? —comentó en voz alta, sin darle importancia que había otra persona allí. Nunca le molestó que otros vieran esta parte suya, y aunque lo llamarán “loco” no le daba mucha importancia a los comentarios ajenos sobre esto. Miró a su alrededor, más allá de donde estaban parados solamente había oscuridad que rodeaba la plaza, no podía escuchar ni ver si fuera lo que fuere estaba todavía.

Se quedo viendo a la muchacha, que suspiraba, parecía que la estaba pasando mal. Por su parte buscó en uno de sus bolsillos y sacó una barra de chocolate, quitándole el envoltorio y dándole un mordisco. Entonces vino la pregunta de la pelirroja.
—Veamos… —dijo mientras daba otro mordisco a su dulce, pero también quería hacerle perder la paciencia a la joven, queriendo saber hasta qué punto podía irritarla. Se llevó el dedo índice al mentón pensando, mientras veía a su alrededor, las plantas ya habían cambiado de dirección, por lo que sería difícil de encontrar.
—Debe ser por allí —mencionó al cabo de unos segundos de hacerse el tonto, señalando con el dedo índice el sitio donde le parecía estar el lago de mana. De su boca casi sale la pregunta de porque buscaba el lago de maná, pero puede que lo supiera una vez que llegarán allí. Colgo su rifle en su espalda y avanzó, pasando delante de ella con una mirada de curiosidad, caminando lentamente hacia el sitio indicado.
—¿No vienes? —le preguntó mientrás daba otro mordisco a su barra de chocolate, esperando a que la muchacha fuego se decidierá a ir junto con él.
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Seres extraños en la noche roja (Privado: Katsuko) Empty Re: Seres extraños en la noche roja (Privado: Katsuko)

Mensaje por Katsuko Lun Nov 17, 2014 10:38 am

Vaya noche que le tocaba tener. Sin duda su racha de suerte estaba en un estado agónico luego de haber vuelto de aquella expedición del Nexo, y en ese momento se las estaba cobrando. No solo detestaba ese lugar que daba mil vueltas, sino que encima se había encontrado con un tipo que parecía no usar la mitad de su cerebro para vivir. ¿Era una señal del destino para poner a prueba su poca e inexistente paciencia? Podría, como a lo había pensado varias veces, quemar todo el lugar. No obstante, sabía que estaba protegido por una entidad del caos, y no es que le temiera. Por supuesto que no le tenía miedo o algo de eso. Simplemente no se sentía con las suficientes fuerzas como para emprenderse una batalla en el infierno mismo de sus llamas. Lo único que en serio quería era encontrar ese maldito lago y volver a la mansión del embajador para tirarse al menos dos días en la cama a dormir…

-Vamos.- Diría finalmente, habiéndolo ignorado por completo hasta que empezó a moverse, suponiendo que el sabia el camino. Capaz el muchacho era tonto, pero por eso mismo la estaba ayudando. Solo esperaba que llegado el momento el mismo brillo del lago terminara guiándola hacia su ubicación. Luego de eso seguramente estrangularía alguna planta mágica de las muchas que estarían allí y le exigiría que le guie de regreso si es que no se quería ver chamuscadas con sus propias manos.

Suspiro nuevamente, mientras llevaba sus manos a su cintura y caminaba sin muchos deseos de hacerlo. La brisa  nocturna quería refrescar su piel, pero la misma se calentaba ni bien entraba en contacto con ella, dejando un aura de aire caliente por donde pasara. Camino por unas rutas más, sin dejar de estar atenta a pesar de su imagen despreocupada. Aun le quedaba picando de manera intranquila aquella presencia que había sentido hace unos momentos. Descartando totalmente la posibilidad de que se tratara el muchacho que estaba ahora con ella, pues era obvio que no tenía la suficiente capacidad para emular de tan buena forma el sigilo. Lo había encontrado con tan solo afilar la mirada, lo cual hablaba muy mal de él si es que se dedicaba a algo “fuera de ley”. Y no sería raro, considerando en qué país estaban y en donde se lo encontró.

-Seguro estaba drogándose con alguna planta, por eso tiene esa sonrisa idiota en el rostro…-
Pensaría, mientras lo observa con un poco de desprecio, pero sin sentirlo realmente. Bostezo entonces sonoramente, increpando al muchacho por alguna respuesta mientras revisaba el suelo. Este suelo donde estaba, parecía más húmedo y suave que  el de hace un rato. Deberían de estar cerca.

-¡Hey! ¿Acaso falta mucho aun…?- Pregunto, sin ganas de ser amable y mas prepotente que lo normal. No quería posponer mas su vuelta a casa.
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