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Mensaje por False King Sáb Abr 19, 2014 4:44 pm

El Otro Lado del Mar



Así fueron apodadas por el Continente del Este a las tierras ubicadas en el hemisferio Este. Constando de cuatro tierras con diversidades culturales, y que en su tiempo representaron una fuerza que si bien no estaba unida, demostraban que podían dominar lo que deseasen desde el poder militar y religioso.

Gard, el dominio más grande, cubierto de paramos helados y de múltiples fortalezas, liderados por el Rey del Invierno y su ejército de incontables seres híbridos. Eran los más cercanos al mundo, ganándose el título de los Gaians Prósperos, al haber mezclado su sangre entre diferentes especies de Gaians.

Kaldim, el dominio supremo, donde solo los conocedores de esas tierras se atrevían a vagar por sus inmensos desiertos que cambiaban los caminos. Eran seguidores de la Reina del Sol, supuestamente desciende de Aeons, por lo que en esa tierra habitaban gran parte de seres con divinidad en sus venas.

Nara, el dominio noble, que destacaba por vegetaciones frondosas y de aldeas trabajadoras, de guerreros honorables y muy tradicionales. Supuestamente desde sus aborígenes, jamás mezclaron su sangre y mantuvieron sus linajes intactos, más no se cerraron a la idea de la diversidad de especies, siempre y cuando se apegaran a sus costumbres y leyes. Fueron liderados por el primer Emperador Dragón.

Paradisso, el dominio sagrado, que si bien era el más pequeño, imponía sobre todos magnificas construcciones en demostración de la devoción que sentían hacía una sola deidad y a los poderosos y celestiales Custodes y Aeons. Eran los más estrictos y con los dogmas más influyentes, cosa que fortalecía a sus habitantes con ciego fanatismo. Eran guiados por la Suma Pontífice, la más alta figura representativa de la religión.

Fuerzas que se alzaron bajo el estandarte del Orden sin siquiera pensarlo, o sin notarlo ni meditarlo, al ser natural para ellos vivir de ese modo. Por siglos, milenios, así vivieron.

Hasta que el Caos se manifestó como algo real, fuera de las metáforas del comportamiento y pensamiento.

Su estilo de vida no podía ser otro al que tenían, y temieron que no solo sus dioses o su fe desaparecerían, sino que el mundo enteró cambiaría. Consideraron por eso que el Caos era Mal, y como tal había que exterminarlo como diera lugar, junto con aquellos que le aceptaron e hirieron al planeta.

Por años intentaron fabricar embarcaciones que navegasen al otro continente para llevar la exterminación a los vecinos descarriados, pero nada era lo bastante resistente para soportar un largo viaje al Otro Lado del mundo. Por años probaron varios métodos, pero nada parecía ser lo bastante efectivo para no solo soportar el viaje, sino los embates ajenos dispuestos a impedirlo.

Sabían que el Caos transformaba a todo apenas llegase la aceptación, e inevitablemente comenzaban a sentir la necesidad de poseer más almas que la propia. Debían frenar a los herejes que alimentaban a esa fuerza, no deseaban cambiar lo que por legados inmemoriales les había traído paz.
La respuesta a sus plegarias fue la apertura del Nexo. Una dimensión de donde surgía el Caos.

Sus Exaltos, Custodes y Aeons, representando sus divinidades, les explicaron que era posible viajar a través del mismo si se entraba desde un Altar o Templo, y que de ese modo podrían cruzar hasta el continente del Oeste, evitando el inmenso mar, y de ese modo castigar a los locos que se han alimentado con locura.

Pero requerían tiempo, necesitaban realizar ritos específicos para proteger a sus ejércitos del toque del Caos a la hora de intentar adentrarse al Nexo, sin saber que viajar por el mismo no afecta al alma, ni crea necesidad de aceptar al Caos. Elegir a esa fuerza es decisión propia e individual, y la dimensión nada tenía que ver con el cambio de ideas, comportamiento, y poder.

Por eso, mientras tomaban tiempo valioso en realizar sus congregaciones y rituales de protección, los Reinos del Oeste tomaron ventaja de ellos, y atacaron primero al descubrir sus intenciones; fueron los propios rezos de la gente del Este lo que despertó la atención de Calad’Meeth, Kil’Daggoth y Miryathir, al notar como la tierra respondía a esa energía concentrada en conjunto.

Los Reinos del Este pensaron tener oportunidad gracias a sus números, pero fueron superados por los ejércitos de Caballeros, Magos y Pistoleros imbuidos en Caos, ayudados por los terribles monstruos del Nexo que sin razón aparente, les asistieron solo esa vez. Más que una guerra, fue una aniquilación.

En menos de dos meses toda la grandeza de esos reinos se desmoronó, hasta no quedar más que ruinas y sobrevivientes esparcidos por varias partes. Se dice que lograron reconstruir aldeas y poblados, pero nada tan maravilloso como lo que en antaño fueron.

Gard, destruido por los Caballeros de Calad'Meeth.

Kaldim, aniquilado por los Hechiceros de Kil'Daggoth

Nara, devastado por los Ingenieros de Miryathir

Paradisso, arrasado por los Seres del Nexo.

Se vieron obligados a aceptar consumir almas y usarlas para sobrevivir, cosa que los ha fortalecido más de lo que una vez fueron, pero pocos aceptarán al Caos, y mucho menos desde lo que hicieron. Varios desertaron y buscaron refugio en los Reinos del Oeste, mientras que otros fieles a sus cenizas y muertos decidieron quedarse, o vagar entre los continentes buscando cosas que solo ellos entenderían.

Así, han transcurrido 21 años.

“Se lo han llevado todo… Pero espero, que al menos nuestras almas sigan siendo nuestras.”


Gard:

Kaldim:

Nara:

Paradisso:


¡El Resurgimiento!


¿Es la miseria el destino absoluto para los Reinos del Este? No, y por siempre se dirá que no. Al ser derrotados una vez, aprendieron de sus errores y se han preparado aprovechando la arrogancia y condescendencia de los Reinos del Oeste. En silencio esperaron, pacientes, aguardando con sabiduría y resiliencia, apegados a su fe y a la identidad que fue pisoteada por la infamia de las ideas surgidas del Nexo. El nuevo Emperador Dragón, quien se mantuvo protegido bajo el manto de un engaño estratégico, se mostró al mundo una vez que era seguro revelarse, dando a conocer que la supuesta heredera no se trataba de otra cosa más que de una guardaespaldas, fingiendo ser la sucesora en caso que la vida del verdadero heredero estuviese en peligro.

¿En que cambia la aparición de este hombre? Su presencia dio inicio a un plan de reconstrucción y restauración de las tierras de Gard, Kaldim, Paradisso y por supuesto, Nara. Los Dioses del Orden nunca les abandonaron, y al mostrar la suficiente humildad e inteligencia, brindaron ayuda divina al alzamiento de los cuatro antiguos imperios. Sin embargo, una estrategia por parte del monarca principal fue la piedra angular de que hayan podido recuperar a nivel de recursos, aparte de poder fortificarse adecuadamente para repeler cualquier agresión futura; El Nuevo Emperador hizo uso de las ambiciones de la Administradora de Miryathir, y declaró su independencia luego de que ella hizo inversiones para restaurar varios sectores del continente Este, con la finalidad de convertirlos en fábricas, centros de reclutamiento o negocios turísticos, sin importar cuantas culturas pudo dañar con ello.

La estrategia del nuevo mandatario le permitió tener acceso a todos los recursos y ventajas proporcionadas por Phyrexis, permitiendo que los cuatro reinos sean una vez más naciones alejadas de la miseria. Aunque es necesario crecer todavía más para alcanzar el glorioso estado de antaño, ya no son tierras que están cubiertas en la miseria.

Una vez fueron los imperios más grandes del mundo, y poco a poco, volverán a serlo.


¡El Invierno Continua!


La Diosa del Ciclo, en benevolencia por el temple de las personas de Gard, brindó una segunda oportunidad al Rey de Invierno. Renovado y con una inmensa sabiduría y fuerza al conocer los secretos del más allá, el Rey de Gard ha devuelto a su palacio el aspecto glorioso de tiempos pasados, como así también volver a helar sus dominios hasta cubrir todo de hielo y nieve. La poderosa Tundra se ha reformado, y con los fuertes vientos de la eterna nevada, la población se ha sentido nuevamente vigorosa. Las aldeas se han consolidado, los grupos armados se han vuelto más organizados, y las tribus guerreras han recordado la flama gélida de sus corazones.


Detalles a tener en cuenta:

- Los reinos han sido restaurados gracias a estrategias por parte del Nuevo Emperador. No poseen la fuerza de antes, sin embargo pueden ser considerados potencias en desarrollo.

- En cada lugar queda al menos un altar para acceder al Nexo directamente.

- Las figuras de autoridad actuales son, por ahora, El Emperador Dragón y el Rey de Invierno.
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